miércoles, 11 de diciembre de 2013

El año ha pasado.


El año ha pasado como todo lo que pasa sin querer, la miseria ha incrementado, la indignación ha tirado todos los árboles de mi jardín espacial y el verano no vino tan caluroso como aquel en el que tú y yo eramos muchos siendo dos.
El año ha pasado como una operación a corazón abierto, de sutura en sutura, de ruptura en respeto, de respeto en perderlo y ganarlo con creces. 
El año ha pasado como pasaron los malos sobre los buenos para hacerse los buenos inmortales de un mundo no tan bueno ni tan muerto. 
El año ha pasado como quien pide un deseo tras la pestaña caída que se convierte en estrella fugaz, rápido, río abajo cielo arriba. 
El año ha pasado como ese estirón de por la mañana en el que la niña se hace grande y la sonrisa vestido preferido de alguien a quien todavía no conocemos.
El año ha pasado como quien cuenta los azulejos de ese lugar que abandonamos queriendo sin poder, y sobre los que ahora flotamos saltando a la pata coja.
El año ha pasado como quien no habla por no llorar, y generosamente se sienta en el horizonte a esperar a quien se fue pero siempre está.
El año ha pasado como un prólogo difícil de catalogar, olímpicamente raro pero creciente como la luna y su color a melocotón si le echamos imaginación.
El año ha pasado como quien al dormir cuenta peces y no ovejas, buceando boca arriba, escuchando aviones pasar mientras vienen hacia abajo.  
El año ha pasado como si te tirases de una duna y vieras en el aire tu vida volar, a velocidad de vida sin mantenerte en la caída. 
El año ha pasado como esa caricia que a la vez dibuja y escribe sin saberlo, siendo analfabeta de tecnicismos y experta en perdidas repentinas, todo ello con una retina incansable de alegría y sabiduría. 
El año ha pasado como ese momento en el que alguien te da la mano debajo de una mesa y sonríes para siempre aunque la mesa se parta y las manos abracen a otras manos. 
El año ha pasado como quien sopla la vela antes de que terminen la canción, y te la encienden y la repites, y vuelves a soplar rápido como quien sopla un deseo para que rebote en el bolsillo y no escape. 
El año ha pasado como ese portazo que de repente abre un ventanal y te abrigas los pies y desnudas la mente, para así nadar crecimiento adentro y cerradura afuera. 
El año ha pasado para todos en distintos formatos, distintas canciones, distintas risas y prisas, distintos humos, asientos de avión, de barco, de guagua, el año ha pasado como todo lo que pasa rápido y sin mirar atrás, haciendo que se va pero apareciendo entre tragos y sueños, yéndose como quien se va para ningún lugar. 



viernes, 8 de noviembre de 2013

Huella azul, de nombre Noviembre.


Fue hablar y callar, con la impaciencia de que el aire no la llenaba de risa, fue caminar y empezar a volar, con la impaciencia de que las rodillas no volaban tan rápido como sus sueños fugaces.
Y todo eso mientras los pájaros se morían de hambre, como ella a la hora del taxi, como ella a la hora de no mirar el reloj.
Tiene la cabeza algo triangular, el corazón en la boca y las manos moviéndose como un loco testarudo sin razón. Camina sin saber a dónde pero siempre sabiendo hacia quien. Parece intranquila, motivada y positiva, eso antes del café, a media tarde es melancólica, divagante y merienda recuerdo, es buena anfitriona, recibe con una media sonrisa a cada recuerdo que no le deja dormir, y después cuando se da la vuelta, voltea su sonrisa y llora para dentro, muy para dentro, le pega algún golpe al aire, pero sin hacer drama, que a veces lo hay.

Nunca aprendió a huir en sentido contrario sino en sentido ascendente, como los astros, se enfrentaba con el viento, con la lluvia y con las goteras de la cocina, su objetivo no era ganar nada, sino nadar en todos los toldos de arena de su ventana.
Elástica, azul, isla, una de esas chicas "que piensan como todas y sienten como nadie".
Ahora siente que llegó el momento de algo y no sabe de qué, serán sus casi 25 que la invitan a algo sin saber con quién.
No cree en la monotonía, ni en la ecuación con resultado obvio, ojos normales, que miran demasiado, todo se lo imagina, porque a la imaginación la mira, la observa, la cuida.



miércoles, 9 de octubre de 2013

Sin muros en la mirada.


Cuando hablo sola parece que en verdad hablo contigo, echo de menos llegar a 60 años y no poder sentarme en la silla con las mierdas dobladas, echo de menos no imaginarme frente a tu foto y decirte lo bien que me lo pasé anoche mientras la bebida se regalaba entre cada abrazo de bienvenida, y lo echo de menos porque no quisiera que la juventud de hoy tan joven se convirtiera en un descaro que pasa desapercibido el día de mañana. Me imagino en un banco, de esos de madera desgastados, en un parque de una ciudad nocturna, sin viento pero que las hojas se hagan olas cuando los niños pasen, me imagino allí con un cuaderno y un bolígrafo azul escribiéndote lo que me ha sucedido al salir del trabajo, en cada linea habría rimas, conclusiones sin sentido y una manada de melancolía pegada en cada párrafo en forma de plano, te detallaría que llevo puesto y las últimas ideas que se me han ocurrido cuando picaba cebolla y pena.

Me imagino comprando muchas plantas de colores, abriendo la caja de fotos muchas noches, y seguro como ahora, sintiéndome gaviota y creyendo, y tramando y temiendo. Me gusta el presente porque me puedo imaginar el futuro que me descuadrará, me gusta ubicarme en algún lado sin saber dónde, me gusta pensar que llevaré mi taza de café preferida a otra casa, porque siento hogares en un asiento de avión, y me muero de pena cada vez que tiro de la cadena de mis recuerdos.

Se que tus ojos son peldaños hacia el cielo, yo seguro llevaré el pelo suelto, los pendientes de perlas y los zapatos a juego, tú me miraras y la ansia te saldrá por los cuadernos que llevas tatuados en cada espera. Me gusta imaginarme en plural de la vida, sucesiva a ella sin pedirle nada que no haya soñado, y dicen que cumplimos años cada vez que matamos los daños, y dicen tantas cosas que no me creo nada, nada que no haya pasado antes por el vaivén de tu grieta, de tu dardo sin diana, de tus trompetas con libertad. Hoy no voy a llorar por lo que no fue, hoy solo sueño con esta sensación precedera que se irá conmigo al mañana, al futuro astral que llevaremos en la mirada.

viernes, 4 de octubre de 2013

Crónica de un viento anunciado.


Hace viento y se que es tu sonrisa del sur que me mece todas las costuras de este norte deshecho, es la madrugada que me llamas con flores en las manos, es la madrugada en la que caigo y me levanto, me busco no me encuentro, me pierdo y lo recupero en toda la debilidad que tengo.
Vacilan las estrellas y todos los intentos de llamarse como tú, pinto mientras todos los colores se desvanecen en el espacio, ese que un día me abandonó en un puerto con cuatro ventanas hacia mi habitación.
De un zapatazo el país se tiro en paracaídas, todo parece derruido en esta ciudadela llena de plumas, en este estúpido corazón que escribe y te mira.
Mira como cae la lluvia en el océano de los pies que bailan sin destino, mira como sonríe tu vecina de la mano del amor que lleva en el abrigo, mira como no puedo dejarte de mirar entre los novecientos niños que sucios se sienten limpios.

De un portazo salen raíces de un calendario sin días, como si tirasen del cielo a seres que siempre serán sonido en todo este ruido. La conjugación de pequeños verbos esperanzadores hacen que te tenga debajo de mi almohada como tuvo el insomnio alguna vez a Morfeo. Sigue lloviendo en el país de los hombres rotos, sigue amaneciendo tras la herida que se esconde en mi perífrasis incompleta de racionamientos sin hambre. Es la hora de correr tras un idioma que algún día será imparable, es la hora de envolverse en el continuo paseo hacia la memoria que no memoriza ni asume, sino se envuelve y se muerde.

Está todo el patio interior en huelga, construyendo algo desde el aire, mi ventana ya no tiene cristales y el balcón es una pasarela que me lleva hacia todo esa infancia que se lleva en las manos, que nerviosa te escriben sin dirección. Atraída por esta cobertura que me hace adelantarme al invierno y perderme en todas las hojas que cambian de color según lo cargado que venga el café, finalmente mi niña interior me preguntó por el líquido que cura las heridas, le respondí que coma mucho, que se alimente de todos los árboles abandonados y de todos los bancos solitarios, no me ha entendido en nada pero sonríe moviendo la cabeza desde el llanto hacia el infinito.
Compro y vendo la base de los comienzos que se produjeron en cada visita inesperada, vale la pena morir interrogándose cuando quien cuelga de la cuerda son nuestras ganas y no nuestras cuestas sin subir. No necesito de los rascacielos mas altos, ni tirarme al vacío para sentir un vértigo que me haga reconocer la cara de miedo que llevo en la espalda, no necesito del incondicional para poder saber que en cada cucharada de sal hay una flor que no está siendo regada.

Como aquel que sabe que todo lo que hay es parte de lo que un día hubo, todo ello mientras los taxis vacíos se emborrachan con cada destino no cobrado. A estas horas alguien estará teniendo alguna asfixia muda mientras se cambia de piel para poder mañana decir: acaba de amanecer, despierta, estas punzadas son por la luz que entra de entre las nubes, muérdete el labio y sal ahí fuera, todos llevan la cara mojada y bajan hasta algún puerto, no te duermas, despierta, esto es solo un paseo, un devenir abierto al aire que te hace remolino, que te hace ser pánico, despierta dos minutos después, total, todos te llaman y tú solo miras a ningún lado como si el despertar fuese un volver, sin saber a dónde, pero toda contigo.


jueves, 25 de julio de 2013

Ensoñación de alta frecuencia



Cuando reviente todo en la cocina quedará la manzanilla para enjuagar las penas, y en el baño quedará jabón para bebernos los recuerdos. Los abecedarios de las costillas que he tocado son el mejor acústico de mi desván. Las pestañas saben a galaxias y ¡cuánto para siempre hay en cada sujetador que se quito sin necesidad de ron! He vuelto más que los trenes, me he mareado en cada vuelta y he tenido que entender que no lo voy a entender jamás.
He desechado la alevosía y he creído en cada salida llena de fuego, he golpeado la casualidad y me he enamorado del sexo de los ángeles, que es ninguno, igual que el mío. No creo en las aceras limpias, prefiero intuir el devenir,
y aceptar que ya no soy la que sospecha otros cuerpos, sino la que vive en ambos.

Desde que me fui de mi me intuí
en cada parada de tu cuerpo
en cada desayuno incierto
me fui de mi para volver a ti.

Quizás la ignorancia olvida tender la ropa
divertirse a dos patas
y sobrar aquello que en medio no llena nada,
y así bebo el jabón de marsella
cuando París se quedo contigo en mi.

No quiero arañar mi invierno dormido,
no quiero llamar pena a los dolores,
me doliste, te dolí, fuimos feliz en singular,
no arañaré mi urbe, ni callaré tu recuerdo,
porque no es dolor, sino besarte el sexo.

Parece que es verano y pensarnos resulta más caluroso,
veo ciudades con luces debajo de esta luna,
aún así, sigues en mis huecos sobrantes,
debajo de la casa imaginaria que quisimos hallar.

Siento que nunca morirás,
ni tú música que fue mía,
he aceptado que cortas y sanas,
ahora yo he decidido coserme a base de ostias.
Veo senderos, y muchas letras que piden ser ordenadas,
veo ya sangre en botellas de vino y arte en lo que vivimos,
quizás ahora deba limpiar las noches y dejarme llevar por la ignorancia,
arder pensativa y caer calle abajo para llegar de nuevo arriba,
no te echo, ni me marcho,
ni resisto ni te estampo.

He vivido en las curvas y su miedo,
he vuelto paseando
y me he ido orgullosa de mi ruido,
¡qué desastre tan ignorante!
y ahora estoy bailando,
a veces triste, a veces llena,
a veces borracha y lunática.

Presiento una vida elástica y dispuesta,
sin coronas pero intencionada,
con poco dinero para consumiciones,
pero llena de leña para arder,
con lemas pasionales y noches contenidas,
presiento las explosiones benéficas
y los días cordiales sin espectáculos.

Te otorgo mis vacilantes escalones,
úsalos cuando quieras descender,
cuando quieras danzar sin entender,
tengo el salón de recuerdos abarrotado,
cuidaré cada lenguaje y dialecto,
frenética bajare mis propias escaleras,
me mataré sin matarte,
no prometo nada porque ya muchos días me enamoré
de aquello en lo que no creía y en lo que era igual a mi.

Hay vivencias que se llevan calladas,
se duelen por lo alto,
y se recorren en cada preciso instante,
¡qué nadie me limpie mis derrotas!
yo no creo en ellas,
ni en las fichas del tablero,
solo en aquel jabón,
en aquella manzanilla que me dice ven,
parece que estoy a punto de emprender,
y seguro que de caer alguna vez,
pero prefiero besos a espesas de los dolores,
porque nadie tocará mis olores, ni yo misma,
giraré la cabeza, no me iré,
estaré bajo la lluvia y escuchare tu voz en las visiones,
en casi todas las regiones de mi mente,
pero dominaré las melodías
y buscaré estrellas,
y subiré a la atmósfera,
todo ello para continuar soñando y
llenándome de escenarios viejos que ya van para nuevos.

No es necesario intentar desechar los éxtasis que vivimos en plural, ni negar los quedan por habitar, esto es como una ensoñación continua, como mitades dominantes y supersticiones que encantan a las derrotas, esto es como una ensoñación de alta frecuencia, donde ser fugaces solo se consigue estrellándose.

domingo, 16 de junio de 2013

Sonidos azules

Como ese grito en coche que sale del cohete de tu cuerpo, como esa intensidad de no frenar justo al doblar la esquina, así perdida me fui encontrando con partes de mi cuerpo que había perdido en el mar de tu nerviosismo interlinear.
Polifacéticamente perversa al dormir, con aplausos como disparos, como el recuerdo que te mece antes de aceptar esa realidad difuminada y de feria.

Siempre mudos ante los gritos y los ruidos de quien no sabe vivir al son de un enero frenético, y todo pasa y todo llega me dijeron mientras las copas de ron se esparcían entre la ropa de abrigo. Ese baile con la vida en tacones de caricias introspectivas y dardos deslizantes, aprender de ello,o no, está en nuestra capacidad de cantar, en nuestra capacidad de beber dos sorbos de café sin azúcar y marearte con la tramontana sin chaleco salva vidas.

Pasen y vean, comienzan las escenas de mi vida, desde rojo a blanco y negro, desde negativos a carretes encima de la cómoda. Sin ultimar detalles, sin tejer verdades, simplemente mi alma se dejo llevar, se dejo multiplicar para no dividir nada. Se acaban los aires cuando no se toman sin vivir, se acaba la poesía sino potenciamos nuestros poderes de antihéroes. Programados sin manual, no se puede apartar el pasado mojado ni volcar el futuro incierto, pasamos como pasan dos vidas al nacer, y eso se guarda y se revaloriza a medida que el imperio cae, y así seguiremos saliendo de la trinchera y guardando en cajas rojas toda la sangre besada a borbotones, porque una cosa no sabré, pero dos si he sentido.

lunes, 27 de mayo de 2013

Un infinito que dibujo a una mujer...


Cuantas veces la vida quiso coger la memoria de esas chicas sin sabor y ponerles azúcar glas, afectivamente las mujeres somos como una conversación que se te queda a medias, un vino añejo mezclado con un aire de libertad ¿ y qué es la libertad si no aire? El corazón de una mujer se retuerce de glorias insatisfechas, de poesía sexual, (o por lo menos en el caso de las mujeres de mi vida), las féminas somos como un París en crisis.
El querer se lleva desde que cedemos a nacer, el mundo adquiere sentido cuando gastamos las cuerdas de los instrumentos que no sabemos tocar, las mujeres a veces vivimos en Guerras que no han terminado.
Existen hombres y mujeres que se aman, mujeres que aman a otras mujeres y hombres que se aman entre ellos, en todas estas fusiones está la sensibilidad de una mujer ya que una joven no crece sin creer en las trincheras y un hombre aunque ame a otro hombre primero tomó a su madre como su profeta inmortal.

Hay corazones que escaparían de un estallido y dejarían la mesa llena de pimienta y ron, internamente hay un río en la primavera que tropieza pero no cae, no cae. Verbalmente somos como el sexo que nos quita el sujetador, como el café de los lunes y la frustración de una discusión a medias.
El tiempo, tan ingeniero de la vida, y el espacio, tan mecánico de la distancia nos lían en las prisas íntimas de ponerte y quitarte la ropa a modo fugaz, a modo espacial.
Sutilmente la mujer íntima es un dardo y para mas controversia un dardo que vuela navegando por ese tiempo sórdido creado en su infancia glorificada, es un dardo que al dormir escucha frases de Los amantes del Círculo Polar y al despertar vuelve a dormir de amor.

Unos pies fríos después de llorar en tono elevado,
un corazón elevado a la máxima ponencia.
Los meses inteligentes ya no existen,
la pasión persiste,
los asombros asustan,
las promesas de capítulos profundos,
la cara marcada por el paraíso vital.
Un extásis mundano lleno de aceptaciones,
una pareja que cae en el abismo,
un soltero pidiendo fuego,
una mujer conversando sola,
todo ello un verbo por conjugar.

Proliferan los nervios y las experiencias cuando los vestidos de fiestas son doblados junto a las camisas de domingos, esas largas que te tapan las ojeras. El no ya te impide cantarte un tema en la ducha, por eso prefiero el si aunque sea interrumpido por una dosis de experiencia lineal.
Está llorando un pájaro por creer que no podrá ver el mar entre tanta contaminación humana, mientras en otra cama vibran los veintitantos de unos cuantos.
Un extraño poder de razones incontables habitan en las pestañas rizadas, en los impulsos que te encuentras al salir de la cama o en las gracias sin perdón que ya no valen nada. Aún así aplaudo al sí que termina cualquier discurso final, a las fracturas que se pegan y a las grietas que se abren para cegarnos de razones incontables que no cuentan nada pero alumbran un 1963 que no llegué a tocar pero si imaginar.

Hacer el amor con la ropa puesta es llegar a París en Navidad, es sentirte febril mientras nieva en la mirada de los que odian sin cesar, de los insatisfechos que creen ser olvidados, de los pequeños que creen ser mayores sin haber sido rechazados aún. El ejército de ventajas juega en contra de los convencionalismos gobernantes, el caos a veces nos regenera y nos hace rebeldes, y para mi lo más bonito es que mientras pasa todo esto, habrá una mujer que imagina absurda ser imaginada, una fecha que espera ser recordada y una brisa que anhela ser vendaval para sonar fuerte en la mirada de quien no quiso mirar, de quien no quiso ver que el mar es aquello que sonaba mientras leías a Lorca y sus formas de ahorcar la vida, esa vida  que en espacio y tiempo no es nadie, porque los nadies somos nosotros en este mundo de todos.


sábado, 25 de mayo de 2013

Precipicios y mucho viento


No sé dónde habita la necedad de saber cuando hacemos mal y cuando hacemos bien. Veo que el mundo se ahoga, se seca, mientras yo me ahogo en conciertos de lluvia al terminar el orgasmo primaveral. Intuyo que alguien se ha cruzado en mi camino para guardar las espadas de la cocina y sacar los calcetines de la bañera, tengo que reconocer que no creo en las líneas rectas, prefiero pensar que el cielo está lleno de sogas   que a veces te aprietan por dejar de lado las composiciones versátiles de un amor sin hache. A veces estoy atenta a mi misma y parece que alguien muerto me ha dado vida, que las calles estrechas me llenan de libertad y que los patios interiores son como las bragas descocidas.

Te tuve, te sostuve y te imagino,
casi siempre nos veo levitar en el vació
y así me río de mi universo desconocido.
Fui yo que me subí al tren mientras el sol
se iba sin más, con todo lo demás,
y aquí estoy en la estación del hoy
programando como ubicarte en en el ayer.

Una radio, un también y unas horas colgadas,
una rabia en pedazos por el baño, un capaz.
Un desorden perfecto por ordenar, sentida,
programando paz para manos incontenibles,
me veo aruñada entre los que van y no vienen,
entre esa búsqueda de equilibrio, que aúlla.
Un baile en una sala rota, sigo en el tren,
desesperada buscando la luna que danza desnuda,
conmigo que eres tú, casi parece que lloramos aquí.

Tengo la lógica infestada y me pongo nerviosa con
manos que golpean a la nada.
Nadando íntimamente entre tus huecos,
siendo la estrella de tu guión desesperado,
tomándome el ron con espacio, vistiéndome por el pelo,
rayando las noches de mi cama vacía y llena de multitud.
La unión de ser helada con tu suerte lunar,
mientras cuentas mis lunares sin tiempo, sin final.
Siguen los zapatos dándome la voz, contagiándome
de tu lenguaje fatal
y yo ¡idiota que llora en estéreo!
Seguiré separada de mi última temporada,
esperaré en las orillas de mis pies y mataré
uno a uno todos mis menos,
esos que a ti te hacen ser más,
más que mis llegadas sospechadas.
Anuncian la última parada de esta lejana ciudad,
me convenzo de que llevo un contagio en la mirada,
ropa de más y un querer plural sin la ese final.











viernes, 10 de mayo de 2013

Fusionar suena tan bien...



La juventud, la cerveza del sábado y la piel del alma que no sobra… Elegantes paseamos ante nuestros pequeños desastres, adquirimos costumbres ignorantes y después queremos ser discretos, no gritar. Por suerte no somos mudos, y el hielo no nos hiela, por suerte somos como el metabolismo, cambiante. Hay épocas que tienes que girar la mirada, hacerle un revés. Mi abuela me dijo una vez: cuando estés triste canta, cantando se te pasará el tiempo más rápido y te reirás sola; sonrío al pensar en un consejo tan sano.

Hablaba de que a veces tenemos que torcer la mirada, cambiar de océano para así ir creando islas, un día amaneces dolorida, en miniatura y piensas que los zapatos te quedan grandes. A la noche te sientes triunfante, ya no te ves tan náufrago en tu isla imaginaria y así prosigues hacia tu costa idealizada, luchas por tus hogueras y mapas del tesoro. Relinchar a la vida no es fácil, morder la sed tampoco, pero ¡qué amanecer febril! el que podemos llegar a ver cuando dejamos el hambre homicida a un lado. Voy a cantar abuela, voy a cantar:

Labios entreabiertos a modo de alientos,
alcances doblados y existencias inmensas,
construir sin morir para mi no es ir.

Debajo de tu historia los arboles florecen,
debajo de tu canto me cuentas mis cuentos,
me cuentas mis planes, y dibujas mis palacios,
aún por construir, aún por vivir.

Canto a un montón de soles
que mecen mis lunas, casuales,
ocurrentes y grandes, muy grandes;
Existe la pureza y la facilidad,
yo la he visto pasear
entre hombres orgullosos,
entre círculos viciosos,
yo los he visto pasear
a solas por la ciudad.

Y mira como canto abuela,
con la banda sonora de mis grises,
con la boca cerrada y la mente abierta,
con el ombligo triangular
y un mundo por cuidar.

Tengo un piano abuela,
tiene alguna nota rota,
pero abre puertas y mares;
agarrada a la vida me levanto,
a primera vista la primavera
se desnuda, los pueblos se distinguen,
las voces gritan, y los vidrios se rompen.

Tengo un alfabeto que me ordena las letras,
un conductor que no hace paradas
y una canción sin nariz que huele a memorias,
de esas sin parches, y con mucha cubertería.
No sé si canté o divagué, pero en definitiva reproduzco mi retrato sin permiso de mi público, ese que duerme en mi corta biografía y da sentido a la decoración, a la canción.

martes, 30 de abril de 2013

Todo mezclado como el perfume con el ron


Tengo ganas de contarle cuentos a mis hijos imaginarios, a la vez que bebo la cerveza y escucho poesía. Recuerdo un paseo por Madrid, Noviembre junto a mi hermano mediano y mi madre, recuerdo que iba en el metro y una señora me dijo debes tener unos ventitantos, asentí con la cabeza mientas sonreí, me siguió mirando y me dijo: estupenda raya del ojo te haces, muy marcada, yo de joven me la hacía más acentuada pero ahora con esto de la edad (debía estar cerca de los 60) no queda bien y me miran, he optado por hacérmela en colores claros, azules verdes [...]
Mi imaginación podría alcanzar a verme en una habitación llena de atrapa-sueños con algún hijo en la cuna, y sin embargo no puedo imaginar verme sin mi raya del ojo negro, ni cambiando los colores en mi lapicero, por mucho que me guste el mar las rayas azules no van con estas pestañas rizadas....

Últimamente imagino mucho sentada en unas ramblas catalanas, últimamente se me contrae el corazón aún sin estar embarazada, creo que todo ello se debe a que estoy viviendo, y cuando digo viviendo supongo que me refiero a que estoy estallando las piñatas de vida mientras me peino las puntas rubias al viento.
Las calles llenas de señales liosas, las sábanas llenas de la inocencia perdida, las paredes llenas de zapatos rotos, la cocina que grita en modo eco los lamentos no cocinados. Me observo desde fuera, y duro un solo minuto, el eco me persigue desde la cocina y me vuelvo a meter en mi. ¿En serio voy a tener que renunciar a mi raya negra pronunciada?

Encima de mi, anda la vida y llueve, llueve mucho. En los periódicos dicen que es finales de Abril, yo creo que todo es una estrategia de Marte para que durmamos aturdidos. Pocos argumentos me quedan para quedarme en esta cuadrícula ya rallada de negro y fondo blanco.

lunes, 22 de abril de 2013

como un amanecer efervescente



















Y qué es el mundo si no un amor apunto de estallar
como un piano en un trastero, apunto de estallar,
colócate entre mis huecos aún sin cubrir, estállame.

Cada sol es una mañana
que me calla,
que me habla en suspiros
mientras coloco cada sonrisa en su joyero,
mientras apunto los kilómetros que he viajado
en asientos apretados y maletas con visados.

Cada mundo es una banda sonora, que incita a estallar,
todo mundo suena al compás de un imposible que será,
años de experiencia avalan un corazón no apto para balas,
solo un vals, y rompemos a llorar.

Rompiendo la línea del tiempo para vivir a destiempo,
en una métrica que todo lo refuta, que todo lo desnuda.
Como tocar el sol con las pestañas, quemarte de amor,
jugar con las gomas que borran el dolor.

Si las baldosas no me llevan hasta casa, vuelo,
todo evoluciona, y lo que fue ya no volverá porque
en ti se quedo, dormido, despertando con el anhelo.
Mi piso de estudiante huele a verde continuo,
yo por descarte siempre vivo en el rojo contiguo,
así cada programa que desprogramo me ubica,
me ubica a tu lado, en tu jabón y esponjas nuevas.

Como una entrada estelar que te deja helar,
como un recuerdo que dejaste sin matizar
como este pilar que se cae sin avisar,
como la descarga que me carga,
así es mi banda sonora,
un amuleto que me escribe,
que me describe en tus fragmentos
de travesía singular
y todo ello apunto de estallar.

sábado, 20 de abril de 2013

Brindo por todas las farolas que se encienden, y se apagan.



Las ganas de llorar por ausencias de razones, mi habitación es el mar, si me miras ves en mis ojos el amarillo y el azul, si me tocas te responderás, las ganas de sonreír por ausencia de razones....

Tengo un aire que me recorre la sonrisa, ¡creo que se me escapa!
Tengo lo que fui acumulando en los bolsillos
tengo tanto por tener que me gusta imaginar.

Volví al lugar donde a parte de entretenerme, me envuelvo.
He aprendido a esperar ¡sin cansarme! sin desesperarme,
tengo un aire y volví a respirar
mezcle los colores y me salieron peces,peces de incienso...

Tengo un diccionario de aires que te quitan el miedo
aguanto porque para eso soy de un mar sin trampas,
fluyo porque para eso existe la soledad y la libertad,
tengo un diccionario que me recorre la sonrisa. 

Tengo un café que siempre está tibio,
tengo un mirador de vidas que me abren vidas,
los seres que se me fueron son mis casas antiguas,
mis valores de sal entre la multitud.

Si pregunto por ti, es porque conozco tus hogueras,
tu manera de colarte entre mis penas.
Si pregunto por ti, es para que me retires la diadéma, 
me dobles las sonrisa y me incentives el poema.
Tengo un aire que me recorre el abrigo,
un beso con agua a punto de beber,
a punto de amanecer...

Es Abril, esto es el Mediterráneo y escribo con mente de insiste en los ¡nunca más¡ repíteme ese siempre estar, inquíetame con tu inquietud, abajo Canarias, mi manta contra los ríos sin cauce ....

domingo, 14 de abril de 2013

el amor de pertenecer a tu república














Hoy te escribo a ti,
a nuestro océano rebelde
a nuestras persianas con plumas
hoy te escribo a ti porque es nuestro día.

Me es difícil expresarme en prosa
cuando te pienso en verso
cuando te quiero en verso
me es difícil hacer el pino sin tu voz.

Son tus manos de puzzle
las que hacen del fuego un vuelo
una vida.

Me llevas contigo sin esperar la nieve
te llevo conmigo cuando tengo que seguir
cuando siento morir.

Profundamente de ti, contigo
melancólicas, de aire
cortando este 'mundo avaro'
tomando la justicia desde el cuarto,
el tiempo pasa y yo te sigo versando.

Una existencia compacta son tus pequeñas orejas,
tus pequeñas rodillas, que caminan femeninas,
creyendo que los instintos se visten con las miradas.

Me fíe de tus verdes esperanzas,
desaparecí contigo a oscuras
todo ello para soñar la vida
una vida de encanto.

El espectáculo de magia
las canciones doradas con sabor a cuplé
con sabor a 'soy contigo'
sin huir de los infinitos,
respetando los silencios
ante los ojos del atlántico,
crecí contigo y mi ternura es fan de ti.

Hoy te escribo a ti,
porque eliminas mi angustia,
porque bailas con mis mariposas
y no me reclamas las esperas en el semáforo,
por tu otoño
por tu mío tuyo
por tu alma de raíces,
hoy para ti,
emigro desde lo más hondo de mi.

Con nombre de viento, norte y mar, Naiara,
mi océano de corrientes directo al cielo. 

sábado, 6 de abril de 2013

Y al sur mi Polo primaveral

Y se me ocurrió caminar por debajo de las nubes absorbiendo toda la lluvia, y estoy lejos de casa, cosa que me hace más fuerte que los héroes de cómics.
Pero quiero hablar de los silencios que otorgan gritos, de las ramas de los árboles que hoy treparía para arañarme la mirada y así creer que no veo bien por todas las hojas secas que se me han metido en la retina.

Aparecer en mi piel de nuevo, la dualidad que aborrezco, la lealtad que persigo, ¡parezco fuerte a veces!
Creo que mentalmente en estos momentos me encuentro en la copa del árbol más alto del norte, volando sin paracaídas.... Veo nubes, pero es sábado y me sabotean entre cafés oscuros.
Me debo hacia el camino recto, me debo a alguien y no sé si darle mis razones, vuelvo a ver las fotos en blanco y negro ¡qué miedo!

Soy de esas almas que se echan colorete y se desmaquillan la tristeza antes de acostarse, soy de las que ve piedras en el sendero y prefiere metérselas en el bolsillo de pantalones pitillo.
No se si llorar a la vez que me río de mi misma, no sé contra que estampar toda esta emotividad que me trae tantos desajustes diurnos....

Y será que la primavera al mediterráneo no termina de llegar, será que las rutinas no me gustan y me levanto más temprano de lo que me gustaría, será que no persigo el sobresaliente y me afinco en los aprobados. Me gusta saber que las nubes siempre están ahí, que su espalda seguirá en cualquier parte del mundo, que yo creo en la espontaneidad, que yo debería creer más en el porvenir y no tanto en ir...

Me pinto palabras y no las borro, porque para mi el acantilado de : ¡allí termina todo! no existe, es un montaje de los corazones desprogramados para así creer que se puede comenzar de cero, que el blanco no está vacío si viene del sur, que no hay almas perdidas sino con mucho, mucho frío....

lunes, 25 de marzo de 2013

Toma, Marzo en copas

Me habla Neruda con la música vintage de Lana, escucho vida y pestañeo el compartir. Sin golpes en las puertas, sin obedecer al ciego, sin temer los pasos pesados. Vivo en la esquina de mi propia alma, exitada por los cielos rojos y las lunas azules. Esta vez no voy a liar las palabras ni hilar las cortinas, esta vez abriré la puerta que da a un ventanal...
Y reitero, por si no has podido leer entre líneas: los ciclones tienen tal nombre por su movimiento, porque sino : "¿ cómo se llaman los ciclones cuando no tienen movimiento?"

lunes, 18 de marzo de 2013

Instintos azules

Y eso que te cogen por detrás sabiendo que te llevan hacia delante, y eso de que no te preguntan nada porque con las manos te embaucan en las mejores respuestas.

El café cada mañana más caliente guarda en el todas estas ganas, todo este karma con sed que dejaste en mi, sin mandar la pelota a extra radios, sin adelantarme a jugadas, sin imaginar más allá porque a todo ello le ganan estas ganas de echar pulsos contigo, borrachos, en atardeceres canarios, insultando a la vida desde el coche...
Palabras dichas, sueños convertidos en los besos de Platón, existe un arte poético en su perfume, no me pregunten cuál porque aún voy descifrando el cuándo. Ese ron del después sin aún haber puesto el hielo en copas compartidas.

La clandestinidad de los sueños sin haber sido rotos aún, la predisposición ante esta vida coja y con muchos corazones girando al compás del descontrol, pero todos persiguiendo un equilibrio polar. Como un continuo renacer, como el héroe y su continua aventura, como las alegrías paradisíacas en bikinis de rayas, así se encuentran mis ganas, no olvidando lo que viví cuando no vivía bien, sino pasando página de libros que me traen vivencias desprogramadas y presionadas.
Un rumor en el aire, una taberna y una intensidad sin cuentakilómetros. Como esos proverbios abandonados que vuelven a uno cuando menos lo esperábamos, como esas canciones que vuelven a cobrar sentido y nos hacen balbucear sueños...


miércoles, 13 de marzo de 2013

Una vida en globo, una vida en rojo

No quiero que me protejan de los daños ni de los años, nací en un Febrero atípico por ser de isla y hay días que el espejo me tira historias a la cara y yo me río y le digo : ¡ cariño la distancia es un estado mental !
Esos fin de semanas que dan el comienzo a tu vida, nada de dramas, nada de exageraciones en estas novelas del alma, solo hablo de sencillez, de fotografías, de cartas, que cada uno le de la intención que quiera según el nivel de intensidad en el que viva. 

No quiero perderme entre objetos que se guardan en cajas de aeropuertos, pero si quiero ser un aeropuerto, una terminal de tu corazón... Pasó la navidad y un verano existencial, pasó esa pesadilla horrible y seguimos vivos, qué éxtasis saber que el gris no puede con estos corazones de versos. Y qué pase Abril sin aún haber llegado, para que la primavera haga contigo lo que la distancia hace conmigo ¡alzarme! ¡dolerme! ¡no ganarme! 

No quiero hablar sin sentirlo, y te escuché con una mirada, con estas dioptrías de más y no quiero sin más analizar este echar de menos queriendo echar de más. Jugamos a crecer juntos, a compartir igual pero desnudando las bocas, sin querer conocer el futuro ¡esta vez vamos a dejarnos de mañanas, de planes de cuándo sin el dónde ! Hay quien es gato, hay quien es polar, hay quien solo quiere estirar el tiempo para volver amar...

Y llámame necia y loca a la vez, y llámame casualidad mientras me tiras del pelo y me esperas en una estación, llámame azar y tímida, pero llámame... No voy a prestar atención a estas bromas del destino, mejor aún me las voy a tomar con ron, y entre hueco y hueco nos las nos emborracharemos juntos y sobretodo nos llamaremos como si los ojos estuvieran cerca aunque estén lejos.
Conociste mis chillidos entre confesiones de tardes normales, y ¡de repente! me equilibraste en este fondo de armario tan atlántico, tan real y fuiste cortando con cristal la presión, las etiquetas, y pusiste en mi el miedo, pero esta vez lejos muy lejos...Y volvió mi suspiro, mi droga sin adulterar, las guerras civiles con caras juveniles, y volvió yéndose, volvió gritándome, como si se fuera pero entrando, como si luchara pero a la vez se recompusiera, y me llamó huida cuando ya no le quedaba casi tiempo, y me llamó y me sentí de nuevo compuesta. 

martes, 5 de marzo de 2013

Tormentas que dan fiebre

Tienes delante al cristal lluvioso que dibuja con su sonrisa la palabra distancia, tienes delante mil capacidades  para explotar pero sin embargo te llenas de corriente y temes doblarte como las palmeras del temporal.
El agua que se mueve después de retraerse trae consigo restos de marea no sana, trae lo que lleva el fondo del mar y eso te hace estar en una noria giratoria, que como le dije a una amiga el otro día, te lleva a ver a toda la ciudad en llamas y a ti ni te importa.
Esa parte mística que aparece cuando menos la mereces, cuando menos flotas y cuando más te salvan.
Aparecen de repente cuerpos interiores en forma de exterior, en formas de abrazos en volandas en una estación, aparece un fondo del mar esta vez momentáneo pero sin algas.

Giro ante la imagen de pensamientos, ante las posibilidades imposibles y ante la aceptación de negaciones que quizás a la larga sean las que nos hagan sostener a corazones doblados. El universo se retrae cuando enciendes tus cigarrillos robados, lanzas locura con tu caminar y eso no le hace daño a nadie. El equilibrio necesario para sentirte disuelta entre el desorden, que no el caos, desconocemos si al disolvernos nos volvemos a recrear. Y me parece que pienso al estilo vintage, maletas a lo largo del cerebro y luces bohemias en los ojos, me parece que cree nuevos colores en la paleta del blanco y negro, me parece que me equivoque sin haberlo hecho.

No es hora de dar explicaciones, sino de dedicar ese poco tiempo libre que queda a sentarme en el firmamento e imaginar esa paz que me produjo sentirme la boca más radiante de todo el cielo. Algún día el invierno se irá y las chimeneas seguirán encendidas para idear juntos el plan de llenar toda una isla de nieve. El sonido remoto de la distancia atraviesa el ratio de mi piel, escúchame bien que hablo bajito cuando la fantasía brilla por exceso, escúchame de forma aprisionada cuando las barcas de tu puerto no te lleven a mi retiro espiritual, yo, aquí estaré, fluyendo como los ríos cargada de flores que me dan alergia, ya que la alegría mejor me la das tú entre la timidez de la nostalgia y la melancolía que se desliza entre la luna, que al fin y al cabo es la misma para todos los que no somos altos.

Un alfabeto corto entre las huellas del pasar volando, que la historia que soñé la evaporé con el sentimiento improbable de que pudiera pertenecer a un plural erróneo, seguiré creyendo en historias donde no existen tripulantes sin amantes, seguiré creyendo en las personas con nombres rojos, y así me subiré abordo al menos unas 63 veces de tu proverbio añejo, que me dejo la boca llena de vino , llena de preguntas con trampas , esta vez sin el cartón. Sonámbula permaneceré entre los mensajes que descifre en brazos que me alzaron al karma profundo, esos mismos que viven con la experiencia persistente de ver a niños siendo ladrones y a ladrones jugando a ser niños, parecía que desaparecían, pero una vez más la sequía quedará helada, haciéndonos recordar que las estaciones son algo excesivas.

domingo, 17 de febrero de 2013

Me hablaron de melancolía y la convertí en colores

Casi 24 años y he respirado sueños de fantasías no soñadas, de esas no saboreadas en primaveras...Como esa banda sonora que suena a base de "contigos" y con desiertos de cuerpos.
Sobreviviendo a veranos con abrazos, a música que enamora ríos, a treguas que se convierten en oraciones en medio del azul, del azul que refleja inmensidad.

Casi 24 años temblorosos y seguros, pasionales y descifrados como hoy en sorpresas que bañan mi amanecer. Respirar es rozar la sal, juventud no es soledad, el limbo son los años....
Que queda de mi eso que vivo, eso que me hacen vivir, que quedan de estos 23 que se van los detalles que no se venden por luz tenue sino la que se suspende ante la inocencia humedecida de estos silencios gritados.

Frenando la distancia que yo ya no canto cansada, frenando mi corazón mutilado, a voz de ¡misión ganada!, es más que una velada estas llaves que abren puertas a los meses esperados, acuario, febrero, una niña que sueña con ¡quizás!
Y hay quien ahí fuera atraviesa el túnel del viento y llega a mi sin ofrecerme espejos, ni vejez prolongada, sino velas que propagan incendios donde lo que quema no es el fuego, sino el impulso de vida que te daba aquella niñez en la isla dorada. Cumplo ilusiones y le debo a flores agua con sol, me dejo vendar los ojos para volar a la fiestas que adelantan mi verano con miradas que despiertan las voces que una vez más hablaron de como cambiar el mundo desde un cauce que un día fue taberna, una taberna polar.
Y ya comprendo que casi con 24 los desiertos son mundos mudos y que mi fiesta es el sabor del tiempo a destiempo, donde los testigos son sombras eternas que hablan de melancolía y colores, colores polares una vez mas.


martes, 12 de febrero de 2013

Un balcón a mi corazón, Febrero mi invitado

Paralizada ante tu recuerdo aún vivo... mezclas de yo, sal y lluvia amontonada al final de la puerta. Desajusté mi ropa para que se colara entre tu mirada perdida y me he perdido yo ahora, entre la rabia del no saber y entre el recuerdo que me forja, que me aprieta este corsé el cual me amarraste tú hace tantos años....

Impulso, pasión, garra y soltura entre la primavera que me da alergia, programamos tantas cosas, ¡maldito nosotros! que me hace hablar en plural aún. Es como si me acariciaras al despertar sabiendo que el frío de este piso de estudiantes se cuela entre mis cafés, entre mis bolígrafos olvidados y es llanto a gritos el aceptar que unas líneas avanzan mas rápido que algunos brillos. 

Eres ese jazz, ese ritmo frenético que me tiene a ralentí. Fue costumbre rechazar los teatros si los protagonistas no eramos dos en uno, fue costumbre rechazar los cajones si el polvo no éramos nosotros. Ese corre, ¡ven y dime! ese levántate ya ¡cariño no te vayas! y el corazón lleno de licor nos guiño un escalofrío. 

Fluida como un río, con necesidad de que me mezan según el mes del año, será la melancolía cercana a cumplir cicatrices. Será que no me había sanado y los modos que bebí me hicieron más Paola que Sara y es que a mi no me gustaba nadar en el barro sino lanzarme en enlaces de vida que derribaban a todos los guiones de películas mudas.
Será que tengo miedo como toda persona bajita a caer desde muy alto, será que sobrestimé mi lealtad, será quizás esto de salir de los 23... 
He ido en desorden para ordenarme y he vivido enlazada a ubicaciones mágicas para vivir lo que nadie escribió, pero eso de que algunos se hayan ido en Noviembre me está haciendo el invierno más largo y frío de lo que espere. 
Qué tanto escribieron en mi y ni cuenta me di... con qué pluma, con qué tacto... Crucé la espalda y salté de lunar en muy temprana edad, amanecí después de las 11 con sujetadores llenos de dramas, ahora el rojo sigue persiguiéndome, fiel a mi versión invernal. 
Febrero no me iba a dar tregua, lo sabía, sabía que me iba a recordar que yo nací entre el carnaval y que a veces no todos los disfraces se pueden quitar con agua caliente, y así voy con la gripe de la vida y calentándome en los rincones de aforos limitados. Y así voy invitando a Febrero a mis balcones.

lunes, 28 de enero de 2013

Como mi primavera en en este invierno mental

Suavidad en colores, diferencia a borbotones, realismo sin espejismos, musicalmente dulce...
Despacio, como quien desabrocha los botones de la camisa más larga, despacio entró, y ya no volvió a salir, porque creía que mi pecho era azul y la calle muy negra. 
La calma se me perdía cuando volvía, mis manos coronaban su espalda ante el silencio popular, mis miedos se apagaban cuando su mirada retumbaba en mi oreja derecha, tatuada, tan tatuada y tan sorda aún.

Y que el día ya no es día si la cortina no se descorre entre sus manos, que el tabaco no tiene humo sin su boca, que mis acordes necesitan de su corazón arítmico. Inconstantes coloreamos los ruidos y saboreamos la lluvia, ¡porque nadie conoce el sentido de la lluvia si no han visto su altura rozando el cielo! después de llovernos se seca entre lágrimas y estaciones, ¡quiero volver a mojarme contigo! 

La cama se queda ausente y yo vacía, la música no suena y en el aire alzo mi miedo, se me nublan los cristales y  la plazas tienen muros sin sus manos largas que tiran abajo tempestades. Quizás su infinidad abruma mis principios y hace que construya unos nuevos, y yo ¡tan impulsiva, tan de aire ! me desvanezco para crecer de golpe y creer en la vida que no está escrita aún.
Despacio me desabrocho la camisa pensando en el perfume que sus púas de guitarras dejan en mi, conozco el paraíso de islas entre las que crecí, ahora, desconozco los infiernos porque solo marco el número de cuerdas que tiene su voz, ahora ya solo mido las imágenes para así poder crecer. Como dos países en ruinas que se construyen a cada minuto, abandonando la desazón que ocasionan los días sin poesía ni acústicos. A espesas de que la Primavera me produce alergia colocó flores hasta mi puerta para que no me perdiera entre el Invierno mental que a veces produce hielo en forma triangular, y así cada día vivo entre dos mundos llenos de auroras literarias, entre mi vida y sus derivados.

sábado, 26 de enero de 2013

héroes con miedo

Cargando una nueva entrada que me lleva hacia tu azúcar glas, eso que dicen mis colegas de "a gas", sin tu cuerpo, sin tu rabia que motiva hacia estas incomprensiones, hasta esta puta demagogia barata que me hace tenerte en escaparates de guitarras y violines vendidos. He perseguido el fuego, me he quemado, te he tocado, he tocado fondo y he vuelto a sonreír, poesía desconfigurada en días de enero, en noches de febrero sin aún haber llegado hasta él.
Babilonia, su cargador de vida y sus acordes callados llenos de sal, he querido encontrarte entre esta marea de sirenas rotas o quizás de hienas... de hienas muy rotas. 

Las botas, los números, las llamadas, el frío que jode hasta amarte.... el ayer que se fue entre amores desvenidos más que queridos, la rabia que cesa al besar la mente perversa que siempre quisimos ser.
A orillas de Marte prodigo tu jueves, a orillas de ti prodigo tu hielo antiguo ya descongelado por tu combate melancólico, por tu elefante de la suerte, por mi suerte perdida en ti . 

Quizás tu lluvia de lloros no te arrope en este invierno metálico, pero yo tengo una vida que se ofrece a hacerlo, a gritarte que te echo de menos, a cantarte bajo el agua caliente que mis fiestas no son ron sin ti.... Que los siempres ya son para nunca si tu nuca no ofrece mis mil perspectivas, esas que me incitan al fuego, al juego....

Voluminosa, inadecuada, isleña, vivencia peninsular, ¡anota mis múltiples acordes! seré tu reminiscencia del pasado volcando tu presente en un futuro mejor....

jueves, 3 de enero de 2013

Sin espejismos, disimulando al pasar

Y mientras la península se cubría  de frío polar, apareció de sorpresa, se sentó en mi cama y me pedía a gritos que no me fuera al supermercado. El paraguas a la espera de caminar con las botas negras, frío en tus huesos que tardan más en calentarse por eso de la altura infinita...
Verte era como estar encima de un escenario y no ver butacas vacías, mirarte era ¿qué no era mirarte?
Antes de escucharnos escuchábamos ¡ imaginamos! de Andrés Suárez y sus lunas en la despensa. Sin etiquetar, ni decirte que llevaba más de un 36, con pulso y sonrisa temblorosa, quizás nos merezcamos ya sabes... otro copa.
Acuestas fui empujando el ¡llévame contigo! y cuando llegue al precipicio me buscaste, sonreíste y me dijiste ¡ven!.
Y vi desde tus clavículas París, me mire en fotos y dije : este desfile de sentimientos se merecen entrada vip.
La comida a altas horas de la mañana lo que hacía era "ensanchar el alma", lo demás si quiere, ya vendrá.

Rezo según el verso, y camino o corro según los elementos de tu estación. El jardín imaginario está en tus manos color añil y yo daltónica pienso en blanco y negro. Fui siempre de perder un poco la cordura y quedarme con la mesura, hoy mezclo tu perfume con el miedo que a veces no tengo. Rasgo la razón para buscarle explicación, pero la lógica me llama a preferir tus giros y sonrisas desvenidas ¡porque todos merecemos que nos quieran! y yo solo apuro el paso a tu primavera.

Que no se si alguien tembló así alguna vez, que yo no sé si alguien luchó tanto contra el miedo como nuestro sudor, que yo no sé ya sola si no es contigo, me desnudo escribiendo y me digo ¡se más recatada! que después faltan mantas y sobra ropa. Porque esperarnos es cantarnos un "tal vez te acuerdes de mi". Conciertos privados de "vuelve", mientras, mirando a la puerta planeando el no dejarte ir. Que no quiero comprensión extrema del mundo sino fundirme in-extremis con tus ganas.