jueves, 6 de febrero de 2014

Dardos íntimos

Hay actos que si se comparten suman vida, aquí una página que hicimos una amiga y yo una noche de primavera, con alguna cerveza en la mesa, con los corazones llenos de heridas, con ilusiones en alto, con las sonrisas en las manos : https://www.facebook.com/pages/Dardos-https://www.facebook.com/pages/Dardos-%C3%ADntimos/329825307143046


Poco se habla de lo simple que podríamos llegar a ser si fuéramos simples, por suerte, seguimos calculando cuál fue el momento en el que nuestras influencias cósmicas decidieron hacernos tropezar al traernos vestidos más largos que los tacones, anillos que ya no hacen el plural o cartillas de nacimiento esperando despegar de aquella primera identidad. No somos simples en nuestra convención, y algunos creemos en la vida de Marte, que el sí prevalece al no, o que somos chispas esperando un cortocircuito mientras el opio lo toma quien lo ve todo obvio.

Dejar las ventanas bien cerradas no nos evita el desastre para el que también nacimos, los cigarros se apagan, los propósitos se olvidan y el desamor existe. Lo típico no apasiona y lo diferente se asemeja a la física que mueve nuestro aire, los espejos se rompen y lo platónico no te da seguridad, la exageración es momentánea y las ganas se matan bajo las mantas. Esa sensación de levitar, de romper la distancia de seguridad, esa aproximación de una boca que chispea hacia otra que ya se electrocutó, y qué simple parece todo mientras brillamos pegados, ya sea con las reservas que guardamos o con los corazones casa que barnizan nuestras esperas.

Deliberé con mi mar todo lo que el zodiaco no se atrevió a decir, por eso encajé que lo inolvidable sigue sucediendo, y que lo sucedido se pagó deudas que no existían. La libertad de poder bajar por una espalda como quien baja por unas escaleras blandas, esa libertad que a veces ocurre cuando nada más podía pasar, cuando el infinitivo se había convertido en un simple incondicional. No me hace falta equilibrio para mirarte, ni amanecer para madrugarte, solo que ésta escalera me inclina, y yo que sé, hacia tiempo que no corría sin cansarme, por pensarte:

Huele a café y anís,
es invierno en esta farola,
y ayer recordé cómo te conocí,
o mejor, cuándo te rocé sin conocerte,
es un placer pensé,
tú no pensaste hasta que empezó a llover.

Es Febrero en mi pelo,
y tú vuelves con un hacha de menos,
yo aquí con un par de ramilletes rotos,
con un par de letras desvestidas,
pensando que es verano en Urano,
que nadie tiene la culpa,
que las alarmas no sonaron por algo,
que tienes ese algo que produce confusión,
y que "tu confusión te la quito en un baile".

Eres comarca y canción,
eres política kantiana practicando mi razón,
yo una creyente de tus probabilidades,
mientras tropiezo con tus perspectivas celestiales,
eres ciudad asustada a punto de explorar,
¡perdona cariño ese barrio te está demás!,
estoy trazando el océano que dejo tu arqueología,
meciendo tus manías mientras le echo más hielo a tu apología,
¡perdona cariño, vuélveme a mirar!.