miércoles, 10 de octubre de 2012

Bailando con el vértigo


Llovió y no nos mojamos, lloré y no me escuché, me hojeé el corazón y me vi sentada al fondo a la derecha, sin indicaciones ni protocolos, me vi a mi sola con un arsenal de sentimientos que sonaban al unísono de una sola guitarra. Me ubico en una vida de 23 lunas largas con sus diferentes ciclos, tenía expectativas pacientes y trotaba, que no corría , tras una cuerda desgastada, dormía con el programa que me dieron cuando no tenía uso de razón,siendo aquel el único momento que la use.

Placeres, sentimientos escondidos y vibraciones alocadas que tumbaban a la puesta de sol en un septiembre que no llegaba y ya paso y ya se fue. Los imanes como el fuego atraían el dominio de mis emociones ¡y viví! y observé que hay a quien le favorece la caída de la tarde y más si lo hace en compañía. 
Operaciones atemporales que me dejan con opciones iguales, bellos bucles y queridas rimas que me hacen sentir que verseé una vida que nunca escribí. Pasé algún detalle por alto para no obviar lo cierto, y es que los aviones parecían ir muy despacio y el mar muy deprisa, adelante la primavera desde una sábana para dos, y nos serví la copa que ya merecíamos. 

De alguna manera voy trazando un camino con dos mundos en la despensa, la cual sigue llena de cervezas amontonadas y costumbres llenas de pintura. El olor de la música acompañándome una vez más en la piñata de sensaciones que aún sin ser invitada fue la reina de la fiesta, interrumpiendo a los bailarines con sus piernas intactas, subida al vértigo con la sonrisa flotando, flotando en el aire, cuando se sentó me sonrió y yo me cubrí la cara de adrenalina roja.