lunes, 28 de enero de 2013

Como mi primavera en en este invierno mental

Suavidad en colores, diferencia a borbotones, realismo sin espejismos, musicalmente dulce...
Despacio, como quien desabrocha los botones de la camisa más larga, despacio entró, y ya no volvió a salir, porque creía que mi pecho era azul y la calle muy negra. 
La calma se me perdía cuando volvía, mis manos coronaban su espalda ante el silencio popular, mis miedos se apagaban cuando su mirada retumbaba en mi oreja derecha, tatuada, tan tatuada y tan sorda aún.

Y que el día ya no es día si la cortina no se descorre entre sus manos, que el tabaco no tiene humo sin su boca, que mis acordes necesitan de su corazón arítmico. Inconstantes coloreamos los ruidos y saboreamos la lluvia, ¡porque nadie conoce el sentido de la lluvia si no han visto su altura rozando el cielo! después de llovernos se seca entre lágrimas y estaciones, ¡quiero volver a mojarme contigo! 

La cama se queda ausente y yo vacía, la música no suena y en el aire alzo mi miedo, se me nublan los cristales y  la plazas tienen muros sin sus manos largas que tiran abajo tempestades. Quizás su infinidad abruma mis principios y hace que construya unos nuevos, y yo ¡tan impulsiva, tan de aire ! me desvanezco para crecer de golpe y creer en la vida que no está escrita aún.
Despacio me desabrocho la camisa pensando en el perfume que sus púas de guitarras dejan en mi, conozco el paraíso de islas entre las que crecí, ahora, desconozco los infiernos porque solo marco el número de cuerdas que tiene su voz, ahora ya solo mido las imágenes para así poder crecer. Como dos países en ruinas que se construyen a cada minuto, abandonando la desazón que ocasionan los días sin poesía ni acústicos. A espesas de que la Primavera me produce alergia colocó flores hasta mi puerta para que no me perdiera entre el Invierno mental que a veces produce hielo en forma triangular, y así cada día vivo entre dos mundos llenos de auroras literarias, entre mi vida y sus derivados.

sábado, 26 de enero de 2013

héroes con miedo

Cargando una nueva entrada que me lleva hacia tu azúcar glas, eso que dicen mis colegas de "a gas", sin tu cuerpo, sin tu rabia que motiva hacia estas incomprensiones, hasta esta puta demagogia barata que me hace tenerte en escaparates de guitarras y violines vendidos. He perseguido el fuego, me he quemado, te he tocado, he tocado fondo y he vuelto a sonreír, poesía desconfigurada en días de enero, en noches de febrero sin aún haber llegado hasta él.
Babilonia, su cargador de vida y sus acordes callados llenos de sal, he querido encontrarte entre esta marea de sirenas rotas o quizás de hienas... de hienas muy rotas. 

Las botas, los números, las llamadas, el frío que jode hasta amarte.... el ayer que se fue entre amores desvenidos más que queridos, la rabia que cesa al besar la mente perversa que siempre quisimos ser.
A orillas de Marte prodigo tu jueves, a orillas de ti prodigo tu hielo antiguo ya descongelado por tu combate melancólico, por tu elefante de la suerte, por mi suerte perdida en ti . 

Quizás tu lluvia de lloros no te arrope en este invierno metálico, pero yo tengo una vida que se ofrece a hacerlo, a gritarte que te echo de menos, a cantarte bajo el agua caliente que mis fiestas no son ron sin ti.... Que los siempres ya son para nunca si tu nuca no ofrece mis mil perspectivas, esas que me incitan al fuego, al juego....

Voluminosa, inadecuada, isleña, vivencia peninsular, ¡anota mis múltiples acordes! seré tu reminiscencia del pasado volcando tu presente en un futuro mejor....

jueves, 3 de enero de 2013

Sin espejismos, disimulando al pasar

Y mientras la península se cubría  de frío polar, apareció de sorpresa, se sentó en mi cama y me pedía a gritos que no me fuera al supermercado. El paraguas a la espera de caminar con las botas negras, frío en tus huesos que tardan más en calentarse por eso de la altura infinita...
Verte era como estar encima de un escenario y no ver butacas vacías, mirarte era ¿qué no era mirarte?
Antes de escucharnos escuchábamos ¡ imaginamos! de Andrés Suárez y sus lunas en la despensa. Sin etiquetar, ni decirte que llevaba más de un 36, con pulso y sonrisa temblorosa, quizás nos merezcamos ya sabes... otro copa.
Acuestas fui empujando el ¡llévame contigo! y cuando llegue al precipicio me buscaste, sonreíste y me dijiste ¡ven!.
Y vi desde tus clavículas París, me mire en fotos y dije : este desfile de sentimientos se merecen entrada vip.
La comida a altas horas de la mañana lo que hacía era "ensanchar el alma", lo demás si quiere, ya vendrá.

Rezo según el verso, y camino o corro según los elementos de tu estación. El jardín imaginario está en tus manos color añil y yo daltónica pienso en blanco y negro. Fui siempre de perder un poco la cordura y quedarme con la mesura, hoy mezclo tu perfume con el miedo que a veces no tengo. Rasgo la razón para buscarle explicación, pero la lógica me llama a preferir tus giros y sonrisas desvenidas ¡porque todos merecemos que nos quieran! y yo solo apuro el paso a tu primavera.

Que no se si alguien tembló así alguna vez, que yo no sé si alguien luchó tanto contra el miedo como nuestro sudor, que yo no sé ya sola si no es contigo, me desnudo escribiendo y me digo ¡se más recatada! que después faltan mantas y sobra ropa. Porque esperarnos es cantarnos un "tal vez te acuerdes de mi". Conciertos privados de "vuelve", mientras, mirando a la puerta planeando el no dejarte ir. Que no quiero comprensión extrema del mundo sino fundirme in-extremis con tus ganas.