sábado, 6 de abril de 2013

Y al sur mi Polo primaveral

Y se me ocurrió caminar por debajo de las nubes absorbiendo toda la lluvia, y estoy lejos de casa, cosa que me hace más fuerte que los héroes de cómics.
Pero quiero hablar de los silencios que otorgan gritos, de las ramas de los árboles que hoy treparía para arañarme la mirada y así creer que no veo bien por todas las hojas secas que se me han metido en la retina.

Aparecer en mi piel de nuevo, la dualidad que aborrezco, la lealtad que persigo, ¡parezco fuerte a veces!
Creo que mentalmente en estos momentos me encuentro en la copa del árbol más alto del norte, volando sin paracaídas.... Veo nubes, pero es sábado y me sabotean entre cafés oscuros.
Me debo hacia el camino recto, me debo a alguien y no sé si darle mis razones, vuelvo a ver las fotos en blanco y negro ¡qué miedo!

Soy de esas almas que se echan colorete y se desmaquillan la tristeza antes de acostarse, soy de las que ve piedras en el sendero y prefiere metérselas en el bolsillo de pantalones pitillo.
No se si llorar a la vez que me río de mi misma, no sé contra que estampar toda esta emotividad que me trae tantos desajustes diurnos....

Y será que la primavera al mediterráneo no termina de llegar, será que las rutinas no me gustan y me levanto más temprano de lo que me gustaría, será que no persigo el sobresaliente y me afinco en los aprobados. Me gusta saber que las nubes siempre están ahí, que su espalda seguirá en cualquier parte del mundo, que yo creo en la espontaneidad, que yo debería creer más en el porvenir y no tanto en ir...

Me pinto palabras y no las borro, porque para mi el acantilado de : ¡allí termina todo! no existe, es un montaje de los corazones desprogramados para así creer que se puede comenzar de cero, que el blanco no está vacío si viene del sur, que no hay almas perdidas sino con mucho, mucho frío....

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