lunes, 22 de abril de 2013

como un amanecer efervescente



















Y qué es el mundo si no un amor apunto de estallar
como un piano en un trastero, apunto de estallar,
colócate entre mis huecos aún sin cubrir, estállame.

Cada sol es una mañana
que me calla,
que me habla en suspiros
mientras coloco cada sonrisa en su joyero,
mientras apunto los kilómetros que he viajado
en asientos apretados y maletas con visados.

Cada mundo es una banda sonora, que incita a estallar,
todo mundo suena al compás de un imposible que será,
años de experiencia avalan un corazón no apto para balas,
solo un vals, y rompemos a llorar.

Rompiendo la línea del tiempo para vivir a destiempo,
en una métrica que todo lo refuta, que todo lo desnuda.
Como tocar el sol con las pestañas, quemarte de amor,
jugar con las gomas que borran el dolor.

Si las baldosas no me llevan hasta casa, vuelo,
todo evoluciona, y lo que fue ya no volverá porque
en ti se quedo, dormido, despertando con el anhelo.
Mi piso de estudiante huele a verde continuo,
yo por descarte siempre vivo en el rojo contiguo,
así cada programa que desprogramo me ubica,
me ubica a tu lado, en tu jabón y esponjas nuevas.

Como una entrada estelar que te deja helar,
como un recuerdo que dejaste sin matizar
como este pilar que se cae sin avisar,
como la descarga que me carga,
así es mi banda sonora,
un amuleto que me escribe,
que me describe en tus fragmentos
de travesía singular
y todo ello apunto de estallar.

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