viernes, 10 de mayo de 2013

Fusionar suena tan bien...



La juventud, la cerveza del sábado y la piel del alma que no sobra… Elegantes paseamos ante nuestros pequeños desastres, adquirimos costumbres ignorantes y después queremos ser discretos, no gritar. Por suerte no somos mudos, y el hielo no nos hiela, por suerte somos como el metabolismo, cambiante. Hay épocas que tienes que girar la mirada, hacerle un revés. Mi abuela me dijo una vez: cuando estés triste canta, cantando se te pasará el tiempo más rápido y te reirás sola; sonrío al pensar en un consejo tan sano.

Hablaba de que a veces tenemos que torcer la mirada, cambiar de océano para así ir creando islas, un día amaneces dolorida, en miniatura y piensas que los zapatos te quedan grandes. A la noche te sientes triunfante, ya no te ves tan náufrago en tu isla imaginaria y así prosigues hacia tu costa idealizada, luchas por tus hogueras y mapas del tesoro. Relinchar a la vida no es fácil, morder la sed tampoco, pero ¡qué amanecer febril! el que podemos llegar a ver cuando dejamos el hambre homicida a un lado. Voy a cantar abuela, voy a cantar:

Labios entreabiertos a modo de alientos,
alcances doblados y existencias inmensas,
construir sin morir para mi no es ir.

Debajo de tu historia los arboles florecen,
debajo de tu canto me cuentas mis cuentos,
me cuentas mis planes, y dibujas mis palacios,
aún por construir, aún por vivir.

Canto a un montón de soles
que mecen mis lunas, casuales,
ocurrentes y grandes, muy grandes;
Existe la pureza y la facilidad,
yo la he visto pasear
entre hombres orgullosos,
entre círculos viciosos,
yo los he visto pasear
a solas por la ciudad.

Y mira como canto abuela,
con la banda sonora de mis grises,
con la boca cerrada y la mente abierta,
con el ombligo triangular
y un mundo por cuidar.

Tengo un piano abuela,
tiene alguna nota rota,
pero abre puertas y mares;
agarrada a la vida me levanto,
a primera vista la primavera
se desnuda, los pueblos se distinguen,
las voces gritan, y los vidrios se rompen.

Tengo un alfabeto que me ordena las letras,
un conductor que no hace paradas
y una canción sin nariz que huele a memorias,
de esas sin parches, y con mucha cubertería.
No sé si canté o divagué, pero en definitiva reproduzco mi retrato sin permiso de mi público, ese que duerme en mi corta biografía y da sentido a la decoración, a la canción.

2 comentarios:

  1. uau, todo esto es tuyo? ES IMPRESIONANTE
    Un beso
    Pat

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    1. Hola Pat, sí, es mío , de esos días en los que fusionas y te dejas llevar. Gracias por pasarte, un saludo :)

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