lunes, 18 de junio de 2012

Estornudo cólicos bajo aguaceros



Por esas irrazonables ganas de gritarle al mundo que el invierno cobija las miedos y los apacigua con la calefacción. Ahora ha llegado el sol y quizás no me encontraba preparada para ello, quizás no me encontraba preparada para afrontar estos miedos desconocidos.
El sol ha puesto en bandeja todas esas emociones irrevocables llenas de celofán y matices en blancos y negros. Ha puesto acordes de pianos e ilusiones efímeras dentro de neveras aún congeladas, aún vacías.
Es esto de explotar como pequeños big bangs , punzándome los ojos con una mano de verano y otra mano de invierno.
Y ahora qué va a pasar después de abrir las ventanas y quitar las sábanas de un enero que sigue siendo en mis manos pequeñas y llenas de lazos.

He echado de menos en cada resquicio de mi habitación, he llorado en la ducha mientras creí que me ahogaba de pena, he sido estudiante, hermana, hija, pareja, amiga…. He sido alma nocturna haciéndole un torniquete a esta realidad desaprendida.
Antes, aquel antes en que todo seguía una línea, en la que nos era fácil entregar todo lo que no éramos a otros a los que les sobraba ser. He caminado sola por calles frías expulsando ideologías, sentimientos habituales y falacias simples. No me conformo con simplemente estar, soy de esos corazones que tienen que expulsar en forma de vomito la pasión diaria, de esos corazones que han nacido en el calor pero que han aprendido a vivir bajo los eneros fríos que hacen crecer, reventar de añoranza y melancólica en niveles expertos.

Anoche después de las cervezas que no me tome me imagine caminando por el agua y llegando a casa sin avisar, con una sola maleta y un par de hojas vacías, me imagine despertándome en mi cama y llorando todo lo que no he llorado por sostenerme a mi misma y no decaer en este abismo donde la nieve blanca te ciega y de deja bucólica, muy bucólica. 

La tristeza me invito a meterme bajo la almohada y recoger todos esos cristalitos del alma, esta vez decidí hacerle caso y desafiar la existencia de un sufrimiento sórdido.  Mire hacia el cielo diurno y ardieron de nuevo todas esas descripciones del amor y las emociones indescriptibles, me mire a mi mientras notaba que volvía a caminar por el mar camino a mi piso de estudiante, muy lejos de casa, lejos de las noches de belleza sublimes donde las manos que me han calmado se describen con la existencia de una experiencia.

Fanática de unas emociones, armando revuelo en mi interior, siniestrando mis lloros... Despedidas incompletas que vuelan en aviones, líneas transitorias de episodios nunca descritos. Derechas con tatuajes e izquierdas con nubes haciendo frente al bullicio de un río callado que habla demasiado.

Violetas amarillas para corazones pendientes que se posan en vuelos clandestinos llenos de granizo, en un Junio acongojado de palabras. Rostros a las afueras de la ciudad, con ellos un malestar por los cielos desteñidos, por los pasos de los viajeros que vienen y se van, que duermen y sueñan despiertos…

Cojamos impulso y balanceémonos sobre líneas que se escriben en cuestas, sobre cuestas que nos muestran el horizonte. 

2 comentarios:

  1. Sigue cogiendo impulso y no sufras... el sol trae más bueno que malo, siempre ;)
    Las sensaciones a flor de piel leyendo e imaginando (o quizás recordando...) lo que describes.

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  2. El sol a veces ciega, pero siempre es bueno. :) Saludos Javi.

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