domingo, 17 de febrero de 2013

Me hablaron de melancolía y la convertí en colores

Casi 24 años y he respirado sueños de fantasías no soñadas, de esas no saboreadas en primaveras...Como esa banda sonora que suena a base de "contigos" y con desiertos de cuerpos.
Sobreviviendo a veranos con abrazos, a música que enamora ríos, a treguas que se convierten en oraciones en medio del azul, del azul que refleja inmensidad.

Casi 24 años temblorosos y seguros, pasionales y descifrados como hoy en sorpresas que bañan mi amanecer. Respirar es rozar la sal, juventud no es soledad, el limbo son los años....
Que queda de mi eso que vivo, eso que me hacen vivir, que quedan de estos 23 que se van los detalles que no se venden por luz tenue sino la que se suspende ante la inocencia humedecida de estos silencios gritados.

Frenando la distancia que yo ya no canto cansada, frenando mi corazón mutilado, a voz de ¡misión ganada!, es más que una velada estas llaves que abren puertas a los meses esperados, acuario, febrero, una niña que sueña con ¡quizás!
Y hay quien ahí fuera atraviesa el túnel del viento y llega a mi sin ofrecerme espejos, ni vejez prolongada, sino velas que propagan incendios donde lo que quema no es el fuego, sino el impulso de vida que te daba aquella niñez en la isla dorada. Cumplo ilusiones y le debo a flores agua con sol, me dejo vendar los ojos para volar a la fiestas que adelantan mi verano con miradas que despiertan las voces que una vez más hablaron de como cambiar el mundo desde un cauce que un día fue taberna, una taberna polar.
Y ya comprendo que casi con 24 los desiertos son mundos mudos y que mi fiesta es el sabor del tiempo a destiempo, donde los testigos son sombras eternas que hablan de melancolía y colores, colores polares una vez mas.


martes, 12 de febrero de 2013

Un balcón a mi corazón, Febrero mi invitado

Paralizada ante tu recuerdo aún vivo... mezclas de yo, sal y lluvia amontonada al final de la puerta. Desajusté mi ropa para que se colara entre tu mirada perdida y me he perdido yo ahora, entre la rabia del no saber y entre el recuerdo que me forja, que me aprieta este corsé el cual me amarraste tú hace tantos años....

Impulso, pasión, garra y soltura entre la primavera que me da alergia, programamos tantas cosas, ¡maldito nosotros! que me hace hablar en plural aún. Es como si me acariciaras al despertar sabiendo que el frío de este piso de estudiantes se cuela entre mis cafés, entre mis bolígrafos olvidados y es llanto a gritos el aceptar que unas líneas avanzan mas rápido que algunos brillos. 

Eres ese jazz, ese ritmo frenético que me tiene a ralentí. Fue costumbre rechazar los teatros si los protagonistas no eramos dos en uno, fue costumbre rechazar los cajones si el polvo no éramos nosotros. Ese corre, ¡ven y dime! ese levántate ya ¡cariño no te vayas! y el corazón lleno de licor nos guiño un escalofrío. 

Fluida como un río, con necesidad de que me mezan según el mes del año, será la melancolía cercana a cumplir cicatrices. Será que no me había sanado y los modos que bebí me hicieron más Paola que Sara y es que a mi no me gustaba nadar en el barro sino lanzarme en enlaces de vida que derribaban a todos los guiones de películas mudas.
Será que tengo miedo como toda persona bajita a caer desde muy alto, será que sobrestimé mi lealtad, será quizás esto de salir de los 23... 
He ido en desorden para ordenarme y he vivido enlazada a ubicaciones mágicas para vivir lo que nadie escribió, pero eso de que algunos se hayan ido en Noviembre me está haciendo el invierno más largo y frío de lo que espere. 
Qué tanto escribieron en mi y ni cuenta me di... con qué pluma, con qué tacto... Crucé la espalda y salté de lunar en muy temprana edad, amanecí después de las 11 con sujetadores llenos de dramas, ahora el rojo sigue persiguiéndome, fiel a mi versión invernal. 
Febrero no me iba a dar tregua, lo sabía, sabía que me iba a recordar que yo nací entre el carnaval y que a veces no todos los disfraces se pueden quitar con agua caliente, y así voy con la gripe de la vida y calentándome en los rincones de aforos limitados. Y así voy invitando a Febrero a mis balcones.