sábado, 4 de marzo de 2023
Las palabras y la luz
El caparazón de aire que nos protege merece ovación, somos tozudos, nos enseñan la vergüenza como una tabla de multiplicar, el aire inexacto nos invita al baile, seguimos multiplicando y avergonzándonos, el aguante se premia como símbolo de estabilidad pero ¡qué coño!, somos flexibles con horarios pero no con nuestro propio trato, lo último y lo principal es la relación que tenemos con el sujeto A, hacia nosotros, amor-que-nace que-crece que está que se-establece. El caparazón de aire es como aquel artículo que escribías para tu profesor de historia, un mantel de posibilidades en el que se sirve tu pizza favorita, la perspectiva nace de la distinción, el objetivo no es la meta sino la posibilidad de dudar de si lo que "te ofrecen" es lo que quieres. La reflexión no se disculpa, no es ingenua, es la dependencia que tienes con tu ética, a veces de blanco y desapercibida, a veces de rojo y con tanta vida. El acento de un abrazo, la patología de lo inexacto, eso que se escapa pero te enseña, te desmarcas pero te acercas, te intuyes, te fotografías con tus sueños análogos y te pones en el tablón de la ilusión ¡cómo no!.
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