miércoles, 11 de diciembre de 2013

El año ha pasado.


El año ha pasado como todo lo que pasa sin querer, la miseria ha incrementado, la indignación ha tirado todos los árboles de mi jardín espacial y el verano no vino tan caluroso como aquel en el que tú y yo eramos muchos siendo dos.
El año ha pasado como una operación a corazón abierto, de sutura en sutura, de ruptura en respeto, de respeto en perderlo y ganarlo con creces. 
El año ha pasado como pasaron los malos sobre los buenos para hacerse los buenos inmortales de un mundo no tan bueno ni tan muerto. 
El año ha pasado como quien pide un deseo tras la pestaña caída que se convierte en estrella fugaz, rápido, río abajo cielo arriba. 
El año ha pasado como ese estirón de por la mañana en el que la niña se hace grande y la sonrisa vestido preferido de alguien a quien todavía no conocemos.
El año ha pasado como quien cuenta los azulejos de ese lugar que abandonamos queriendo sin poder, y sobre los que ahora flotamos saltando a la pata coja.
El año ha pasado como quien no habla por no llorar, y generosamente se sienta en el horizonte a esperar a quien se fue pero siempre está.
El año ha pasado como un prólogo difícil de catalogar, olímpicamente raro pero creciente como la luna y su color a melocotón si le echamos imaginación.
El año ha pasado como quien al dormir cuenta peces y no ovejas, buceando boca arriba, escuchando aviones pasar mientras vienen hacia abajo.  
El año ha pasado como si te tirases de una duna y vieras en el aire tu vida volar, a velocidad de vida sin mantenerte en la caída. 
El año ha pasado como esa caricia que a la vez dibuja y escribe sin saberlo, siendo analfabeta de tecnicismos y experta en perdidas repentinas, todo ello con una retina incansable de alegría y sabiduría. 
El año ha pasado como ese momento en el que alguien te da la mano debajo de una mesa y sonríes para siempre aunque la mesa se parta y las manos abracen a otras manos. 
El año ha pasado como quien sopla la vela antes de que terminen la canción, y te la encienden y la repites, y vuelves a soplar rápido como quien sopla un deseo para que rebote en el bolsillo y no escape. 
El año ha pasado como ese portazo que de repente abre un ventanal y te abrigas los pies y desnudas la mente, para así nadar crecimiento adentro y cerradura afuera. 
El año ha pasado para todos en distintos formatos, distintas canciones, distintas risas y prisas, distintos humos, asientos de avión, de barco, de guagua, el año ha pasado como todo lo que pasa rápido y sin mirar atrás, haciendo que se va pero apareciendo entre tragos y sueños, yéndose como quien se va para ningún lugar.